La joven periodista de Palomares sigue en Ucrania donde ha pasado todas fiestas navideñas en medio de los bombardeos, el frío y la desolación
A pesar de todo, Pérez lanza un mensaje de esperanza, de compromiso social y de ilusión para el futuro
A los 15 años tenía clara su vocación. Aunque estuvo entre dos carreras: Derecho y Periodismo, se decidió por la profesión que tiene como objetivo informar y comprometerse con la sociedad.
Constanza Pérez estudió en el IES Jaroso de Cuevas del Almanzora. Es de Palomares y allí vive con su familia. Una familia que siempre la ha apoyado en sus decisiones, en su empeño y su firmeza para perseguir sus sueños.
Su familia, sobre todo su madre, es la que más la echa de menos en estos días en los que los sueños de Constanza, paradójicamente, la han llevado a un lugar frío y peligroso, a Ucrania, en guerra.
Hemos podido hablar con ella, en la distancia y a través de whatsapp.

- Estudió periodismo en Madrid, pero no ha parado de moverse y de formarse fuera de España…
- Sí. Tenía fijación con estudiar en la Complutense de Madrid. Y así lo hice. Fue de las mejores etapas de mi vida. Y a partir de ahí, ya empecé a moverme y estuve dos años en la Complutense, el tercer año, de Erasmus en Francia, y luego hice mis prácticas de octubre a diciembre, y en enero me dieron una Beca para Méjico y allí es donde terminé mi carrera.
- Y ahora en Ucrania, en plena guerra, ¿por qué?
- Bueno, antes de la invasión, todo el foco de los medios estaba en Ucrania, así que de inicio ya era un tema llamativo para mí. Nuestra generación no ha vivido ninguna guerra y esta es una de las más importantes porque puede escalar a una tercera guerra mundial, que esperemos que no pase, pero informativamente hablando es un hecho histórico. Es una guerra en territorio europeo, y nos afecta de forma directa e indirecta.

- ¿Cómo le surge la posibilidad de cubrir esta guerra?
- En el mes de mayo, cuando se cumplen tres meses de la invasión, yo vengo con otro equipo a grabar un documental por la zona. No teníamos idea si podíamos entrar o no, pero por lo menos queríamos llegar a la frontera, ver cómo estaban los refugiados. Allí conocemos a ‘Juntos por la Vida’, una fundación valenciana, que lleva años trabajando en Ucrania y nosotros (5 personas) nos fuimos con ellos. Yo fui a Kiev, por esa zona, y otros se quedaron en Levi. Aprovechamos para hacer documental y para coberturas para Televisa e Imagen Noticias, dos medios mejicanos. Después nos volvimos a España y al poco tiempo me contactó un amigo, y me dice que una productora española está buscando una sustitución para un mes en Ucrania, yo le mando el currículum y un vídeo de lo que hicimos allí y me contrataron para el mes de julio. Y así vuelvo a Ucrania para la productora que da servicio a Tele5, Cuatro y algunas conexiones para Grupo Caracol de Colombia.
- ¿Cómo se ha tomado su familia sus estancias en Ucrania?
- Yo al principio bromeaba con mi madre, le decía que finalmente iba a cumplir sus deseos de venirme a Europa (tras ocho años en Méjico) y estar en la tele para informativos. Al principio, la primera vez, con la normal preocupación pero bien, pero después de ver las semanas del Donbás, a 5 kilómetros del frente donde estábamos, ya le desagradaba más que estuviera allí. De hecho, esta segunda vez para volver a ir, para Navidad, me dijo que no fuera, que hace mucho frío, pero cuando ya le comenté mi decisión de volver, me apoyó. Es complicado para la familia, porque está preocupada, pero me apoyan.
- ¿Qué es lo que más le está impresionando o le ha impresionado de la guerra?
- Hay muchas cosas que impresionan, la fortaleza de los ucranianos, lo preparados que están, los búnkers… Sin embargo, lo que más me impresionó este verano, es que íbamos muy deprisa grabando todo, con chaleco antibalas, cascos, escuchando las bombas muy cerca, sabiendo que los rusos estaban a pocos kilómetros bombardeando, que estaba toda la ciudad destruida, nosotros corriendo de un sitio a otro… y, veo, una familia en manga corta, con un carrito de bebé, paseando por la calle, como si no pasara nada. Esa ‘normalidad’ en el comportamiento me impresionó, muchísimo. Eso y ver a todos esos niños a los que les han arrebatado la infancia, niños que solo dibujan la guerra, que hablan como militares… eso me da mucha pena.
- ¿Qué momento o momentos han sido o son los más difíciles?
- Lo más difícil de estar aquí fue en julio cuando me tuve que despedir de mi traductor porque él es hombre y no pueden salir de aquí por si son llamados al frente. Es duro porque sabes que tú te vas, que tu gente te espera, que tienes de todo en tu país, en tu casa, tu playa, agua en los grifos… todo. Pero saber que él se tenía que quedar y no puede salir, dejar atrás a mi compañero eso fue lo más difícil. Eso y que llega un punto que desconectas de la realidad. Al principio llegas con muchas ganas, pero luego es un bucle, es guerra y más guerra, y mentalmente es muy complicado. Además la situación aquí, ahora, no es lo mismo que este verano. Ahora estamos a -7 grados, no hay luz, a las 4 de la tarde es de noche… cuando te quitas los guantes… a los 20 segundos, empiezan a dolerte los dedos, sientes como se congelan… no es lo mismo que te lo cuenten que cuando lo sientes… Y eso que acabo de llegar y que estoy en Kiev, y soy afortunada porque en el hotel tengo luz y calefacción la mayor parte del tiempo… Aún así es muy muy duro ver las condiciones que hay aquí, incluso para trabajar, porque se nos va la conexión y tarda mucho en la señal y la cobertura y el frío es terrible.
- ¿Se arrepiente de haber vuelto?
- No. En absoluto. He vuelto por vocación. Me encanta el periodismo, me encanta poder informar. El corresponsal de guerra es lo más complicado y lo más ‘top’ de la profesión. Y poder estar aquí es, a pesar de todo y para mí, un sueño cumplido. El poder hablar con la gente, poder sentir la guerra, el frío, la falta de calefacción, el miedo… todo. Poder contarlo yo. Al final el periodismo es muy importante aunque no esté tan considerado, debemos ser conscientes de lo que pasa.
- Pero pasa el tiempo y parece que cada vez se habla menos de la guerra de Ucrania…
- Sé que llevamos más de un año hablando de guerra, pero es una realidad, de gente que muere, que sufre, lo que están haciendo aquí es una barbaridad es muy injusto que por intereses económicos y de poder de Rusia cada día mueran personas, es muy importante que sigamos conociendo lo que pasa, para que no nos olvidemos de Ucrania, un país hermano de España. Que es Europa y nos necesitan. Lo están pasando muy mal y sabemos que no podemos cambiar las guerras, pero a veces teniendo a alguien que los escuche, esa es mi función darles voz y que en España sepamos lo que están pasando.
- ¿Cómo ha sido la Navidad por allí?
- La verdad, como podéis imaginar, una Navidad triste. No distinguimos el día que es porque trabajamos todos los días. Es triste porque no es como cuando estás en España. Te arreglas, la comida, la familia… aquí todos los días piensas que vas a contar cada día. No da tiempo de pensar en Navidad, nosotros el día de Navidad, mis compañeros, un ucraniano guía y traductor, y el camarógrafo, compramos un quebab y eso cenamos con un turrón que me traje de España y vino de Madrid,… y año nuevo igual, esa es nuestra celebración y dormir temprano porque estamos muy cansados.. no nos tomamos las uvas porque no hay, pero bueno, entre grabaciones, comeremos, cenaremos y poco más, nada de celebración aquí. Lo más duro es que mi familia sé que lo pasan mal, saben que es tu decisión de venir a un país en guerra, el peligro que corres… sabes que se preocupan… mi madre sobre todo, es obvio… y la gente pregunta… ¿y a tu hija no le da miedo?.. es más duro eso, porque sé que mi madre lo está pasando mal…, sé que hubiese querido que pasáramos las fiestas todos juntos pero este año no ha podido ser.
- Y a pesar de todo… está contenta y cumpliendo sueños…
- Sí, para mí es un sueño estar aquí, a pesar de todo. Y quiero además dar esa esperanza a los jóvenes de mi pueblo y alrededores de que pueden llegar lejos y conseguir sus sueños si se lo proponen que nadie les robe sus sueños por ser de un pueblo pequeño es cuestión de nosotros mismos conseguir lo que queremos.
- Muchas gracias por su trabajo, por su atención y mucha suerte. Feliz Año Nuevo.